Traducción de la Biblia 3 Núm. 2

(1993)

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ISBN: 1526-6907

Publicación semestral de Sociedades Bíblicas Unidas Vol. 3, número 2, I semestre 1993

Editor: Dr. Plutarco Bonilla

Asistencia Editorial: Centro de Servicio para las Américas

Presentación

Cuando alguno de mis hijos o algunos de mis estudiantes me ha preguntado por el significado de una palabra, mi invariable respuesta fue la siguiente: Construye una oración de la que esa palabra sea parte. Acto seguido -y aun antes de que construyera la frase- le explicaba que las palabras adquieren su verdadero significado en esa unidad del lenguaje que llamamos oración.

El primer artículo que ofrecemos en este número de Traducción de la Biblia (“La traducción de la palabra para alma en el Antiguo Testamento”) muestra con meridiana claridad la riqueza de significados que pueden encerrarse en un solo término (en este caso, en la palabra hebrea que suele traducirse por “alma”). Puesto que el artículo fue escrito originalmente en inglés, el traductor ha hecho el necesario trabajo de adaptación utilizando algunas de las abundantes versiones de la Biblia al castellano con las que contamos en la actualidad.

Casi a modo de complemento del trabajo del Dr. Peacock, la Nota breve escrita por el Dr. Samuel Pagán destaca la confusión que se ha creado por traducir por “lepra” un término cuyo significado no corresponde con precisión al del vocablo castellano. Se proponen, al final de este artículo, algunas posibles soluciones, como recomendación para los traductores.

El artículo sobre el libro de Deuteronomio y su tratamiento del tema de los pobres y otros marginados de la sociedad del Antiguo Testamento fue presentado originalmente en una reunión de los

consultores de las Sociedades Bíblicas en la región de las Américas.

Junto con la reseña del Nuevo diccionario bíblico publicado por Ediciones Certeza (escrita por el Dr. Pagán), esperamos ofrecer a los lectores material útil para los trabajos de traducción que se están realizando actualmente en el mundo de habla castellana.

Como en ocasiones anteriores les decimos: Sus comentarios y críticas serán bien recibidos.

Gracias,

El Editor

La traducción de la palabra para “alma” en el Antiguo Testamento

Herber F. Peacock

Coordinador Regional de Traducciones en Africa

La palabra hebrea que las traducciones literales generalmente traducen por “alma” se encuentra más de 750 veces en el Antiguo Testamento. Pero solo en contadas ocasiones “alma” traduce de manera correcta el significado del texto hebreo. Con frecuencia, la palabra tiene significados tales como “garganta”, “cuello”, “deseo”, “ser interior”, “vida”, “persona” y, a veces, se usa en forma similar a como nosotros usamos los pronombres personales.

En un artículo como el presente, es imposible decir exactamente cómo debe traducirse cada pasaje en cada idioma, pero puede resultar provechoso ofrecer algunos ejemplos de los diferentes usos de la palabra. El traductor puede utilizar los siguientes ejemplos como guía para verificar el sentido de su propia traducción. También puede beneficiarse del estudio cuidadoso de cada uno de los ejemplos, para asegurarse de que entiende el significado del texto bíblico. Solo entonces podrá decidir cuál es la mejor manera de traducir a su propio idioma. En todos los pasajes compararemos algunas de las siguientes versiones: Reina-Valera, revisión de 1960 (RVR), Dios Habla Hoy (DHH), Versión Moderna (VM), Biblia de Jerusalén (BJ), El Libro del Pueblo de Dios (LPD) o la Nueva Biblia Española (NBE). La palabra equivalente a “alma” aparecerá en cursiva.

1. Empezaremos con algunos pasajes en los que la palabra que se traduce por “alma” (nephesh en hebreo) significa, en realidad, “garganta”. Véase, por ejemplo, Proverbios 25.25:

RVR: Como el agua fría al alma sedienta

VM: Como agua fresca al alma sedienta

DHH: Como agua fresca en garganta sedienta

En este y otros pasajes donde el tema sobresaliente tiene que ver con algo para comer o beber, la palabra claramente se refiere a la garganta. Por extensión, también podría entenderse que la palabra hace referencia a una “persona sedienta”. El mismo tipo de significado lo encontramos en Isaías 29.8:

RVR: su estómago está vacío

VM: está vacía su alma

DHH: con el estómago vacío

En Isaías 5.14 encontramos el mismo tipo de significado, pero aquí hay una personificación de la muerte:

RVR: ensanchó su interior el Seol

LPD: el Abismo dilata su garganta

BJ: ensanchó el Šeol su Seno

El significado principal de la palabra es “garganta”. Esto se demuestra por el hecho de que, en la siguiente línea, la palabra paralela es “boca”. La palabra traducida por “Seol”, “Abismo” o “Šeol” se refiere al mundo de los muertos. La muerte se presenta como un gigante que abre su boca para engullir a las personas que mueren. En algunas traducciones no será posible mantener la figura de que la muerte es un gigante que abre su boca y su garganta. Puede ser necesario usar un giro, como “el mundo de los muertos tiene un apetito insaciable”, o “la muerte está dispuesta a llevarse grandes multitudes de personas”.

2. La palabra nephesh también se usa en una forma ligeramente distinta; en ella, “garganta” se refiere a la parte del cuerpo que respira, y no a la que necesita algo de comer o beber. En tales casos, la palabra casi tiene el significado de “aliento”. Véase Job 11.20:

RVR: su esperanza será dar su último suspiro

VM: su esperanza será como la expiración de su alma

NBE: su esperanza es un soplo

Y nótese el uso que se le da en Génesis 35.18:

RVR: al salírsele el alma

BJ: al exhalar el alma

LPD: Con su último aliento

3. La palabra también significa “cuello”, o sea, la parte externa que cubre la garganta. Véase Jeremías 4.10:

RVR: la espada ha venido hasta el alma

LPD: estamos con la espada a la garganta

DHH: lo que tienen es un cuchillo en el cuello

Nótense pasajes como Salmo 69.1, en los que es muy claro que el significado de la palabra es “cuello”:

RVR: las aguas han entrado hasta el alma

BJ: las aguas me llegan hasta el cuello

NBE: me llega el agua hasta el cuello

También en el Salmo 105.18 aparece la palabra nephesh pero la referencia a los hierros y la mención de las pies, en el renglón anterior, indican con claridad que la palabra significa “cuello”:

VM: su persona fue puesta en hierros

LPD: el hierro oprimió su garganta

NBE: le metieron el cuello en la argolla

Por consiguiente, la palabra claramente alude a una parte del cuerpo y es, en cierto sentido, un símbolo del ser humano que padece alguna necesidad o que está en peligro. La garganta o el cuello casi son símbolos del hambre, de la sed, del aliento y de la persona misma expuesta a algún peligro.

4. La palabra nephesh puede tener también el sentido de “necesidad” o “deseo”. En pasajes como Deuteronomio 14.26, donde lo deseado es algo para comer o beber, no es descabellado pensar que la garganta es aquella parte del cuerpo que desea.

RVR: cualquier cosa que tú deseares

VM: cualquier cosa que pidiere tu alma

NBE: todo lo que te pida tu apetito

Pero la misma palabra se usa aun cuando el objeto deseado es otra cosa. En tales casos, es obvio que la garganta no es el centro de atención. Más bien, la palabra nephesh hace referencia a los deseos íntimos en general. Casi puede pensarse que es la codicia la que desea. Véase Proverbios 21.10:

RVR: el alma del impío desea el mal

VM: El alma del inicuo suspira por la maldad

DHH: El malvado solo piensa en hacer el mal

Nótese que la DHH no tradujo nephesh como si se tratara de algún órgano, sino que reconoce que el acto de desear es característico del ser humano como un todo, y no función de uno de sus órganos.

Aun en muchos pasajes donde el objeto deseado es Dios, no es alguna parte del cuerpo humano la que busca o anhela a Dios. En estos casos, se usa la palabra nephesh para expresar el deseo del ser humano; es el ser completo el que anhela a Dios. Véase Salmo 42.1:

RVR: Así clama por ti, oh Dios, el alma mía

LPD: así mi alma suspira por ti, mi Dios

DHH: así Dios mío, te busco [yo] a ti

5. La palabra también se usa para simbolizar el centro de los sentimientos humanos, o lo que podríamos llamar su estado mental. No se trata del “alma” como alguna parte del ser humano. Más bien, la idea central es que el ser humano como un todo es el que siente. Nótese la traducción que hacen RVR y VM de Éxodo 23.9, y tambén el hecho de que la VM usa “corazón” como equivalente castellano que indica que el ser humano es un ser sensible:

RVR: Vosotros sabéis cómo es el alma del extranjero

VM: vosotros sabéis lo que es el corazón del extranjero

DHH: y ya saben lo que es vivir en otro país

Se considera que el “alma” es el centro de todo tipo de sentimientos, incluyendo el odio y la aflicción. Véase 2 Samuel 5.8:

RVR: aborrecidos del alma de David

VM: aborrecidos del alma de David

BJ: David los aborrece

El lector notará que BJ cambia el enfoque y traduce la idea sin utilizar palabras para referirse a alguna parte interna del ser humano. El hombre como un todo está involucrado en el sentimiento. Lo mismo sucede en otros pasajes, como Jeremías 13.17:

RVR: llorará mi alma

VM: mi alma llorará

DHH: llorare

6. También existen muchos pasajes en los que la palabra “alma” solo puede referirse a la vida misma. Por ejemplo, nótese cómo DHH traduce el Salmo 30.3:

RVR: hiciste subir mi alma del Seol

VM: hiciste subir del sepulcro mi alma

DHH: Me salvaste de la muerte

Si se lee todo el versículo, se nota claramente que el significado debe ser que la persona fue revivida, pues Dios la rescató de la morada de los muertos.

La palabra nephesh también se usa con respecto a la vida animal. En estos casos es obvio que no se trata del “alma”, en el sentido común de la palabra, sino que se refiere a la vida misma. Esto es notorio en las siguientes tres traducciones de Proverbios 7.23:

RVR: no sabe que es contra su vida

VM: sin saber que fue tendida contra su vida

DHH: sin saber que esto le va a costar la vida

También en otros pasajes, como Deuteronomio 12.23, resulta evidente que debemos entender la palabra nephesh en este sentido de vida, como lo hacen las siguientes tres traducciones:

RVR: porque la sangre es la vida

VM: porque la sangre es la vida

DHH: porque la sangre es la vida

7. Es evidente, en algunos pasajes del Antiguo Testamento, que “alma” o “vida” no es algo que el ser humano posee. La idea que estos textos quieren transmitir es que el ser humano es vida, es un ser viviente. Esto significa que, en estas ocasiones, la palabra nephesh debe traducirse como “persona” o “ser”. Esto es claro en textos como Génesis 2.7:

RVR: fue el hombre un serviviente

VM: el hombre vino a ser un alma viviente

NBE: el hombre se convirtió en un ser vivo

En Levítico 17.10 encontramos un uso similar de la palabra, por lo que debe usarse algún sinónimo de “persona” si deseamos que la traducción sea inteligible:

RVR: pondré mi rostro contra la persona

VM: pondré mi rostro contra aquella persona

DHH: Yo estaré en contra de todo israelita o extranjero

Nótese que la DHH explicita quiénes son las “personas” a las que se refiere Dios, en lugar de solo decir “persona”.

8. Con el uso de la palabra nephesh para referirse a “persona”, nos acercamos mucho a la posibilidad de traducirla también en sentido colectivo, o sea, por “humanidad”. En efecto, la palabra se usa, con frecuencia, con este significado. También se usa simplemente como un pronombre. Como ejemplo, tómese Levítico 24.17:

RVR: el hombre que hiere de muerte a cualquiera persona

VM: cualquiera que hiere de muerte a persona alguna

DHH: El que le quite la vida a otra persona

Nephesh se usa de la misma manera en relación con animales. El contexto aclara que se hace referencia al significado general. Véase Levítico 24.18:

RVR: El que hiere a algún animal

VM: aquel que hiere mortalmente a una bestia

DHH: El que mate una cabeza de ganado

Cuando la palabra se usa junto a “todo”, es obvio que el significado debe ser “todos”. Esto se ve en Génesis 46.15, donde se quiere abarcar a la totalidad de los hijos de Jacob:

RVR: las personas todas de sus hijos

VM: todas las almas de sus hijos

DHH: Todos sus descendientes fueron treinta y tres personas

Nephesh también se usa, en algunos pasajes, como pronombre, en especial el de primera persona del singular. Véase Génesis 27.4:

RVR: para que yo te bendiga

VM: y mi alma te bendecirá

DHH: te daré [yo] mi bendición

Estos pocos ejemplos no bastan para cubrir la gama de significados de la palabra nephesh en el Antiguo Testamento. Pero deben mostrar al traductor la importancia de conocer la diversidad de significados que tiene la palabra. Los versículos citados también deben alertar al traductor para que nunca traduzca esta palabra (o cualquier otra) sin antes prestar cuidadosa atención al contexto general del pasaje que tiene ante sí o sin antes considerar los posibles significados de la palabra que va a traducir.

BIBLIAS DE ESTUDIO: el tema de la pobreza y temas afines en Deuteronomio

Plutarco Bonilla.

Asesor de traducciones, Sociedades Bíblicas Unidas, radicado en Costa Rica

Introducción

El tema general de la pobreza en el pensamiento bíblico (tanto de la Biblia hebrea como del NT) cobró particular relevancia para los cristianos durante los últimos cinco lustros.

La anterior afirmación es especialmente válida para los cristianos del llamado “Tercer mundo”, pues, en buena medida, la importancia señalada se debió, sobre todo, a la centralidad que se le dio a ese tema en la teología (latinoamericana) de la liberación. El arduo trabajo de los biblistas identificados con ese movimiento -particularmente en nuestro Continente) ha aportado (incluso al margen de posiciones ideológicas que podamos compartir o no) una riqueza de contenidos con la que antes no contábamos. Además, esos estudios han destacado el hecho de que ese tema (en el que se incluyen subtemas afines y más específicos) no representa un motivo accidental o secundario en la historia y teología bíblicas. De hecho, se trata de un tema central que corre a lo largo de todas las Escrituras.

El propósito del presente trabajo no es analizar este tema per se en el libro de Deuteronomio. Sería este, por cierto, un estudio interesantísimo, pero lo dejo para mis colegas especialistas en la Biblia hebrea y mucho mejor capacitados para esa tarea que el subscrito.

Nuestras pretensiones son mucho más modestas, y se limitan, concretamente, a lo siguiente:

Primero, identificar y destacar los textos de Deuteronomio que tratan directamente del tema de la pobreza y subtemas correspondientes. Además, incluir otros textos que, sin referirse, strictu sensu, a estos temas, en cierto sentido los incluyen por implicación.

Segundo, resaltar la importancia que tales textos (o temas) tienen en el conjunto de la legislación y teología deuteronómicas.

Tercero, apuntar -y, en la medida de lo posible, analizar- lo que dicen algunas Biblias de estudio acerca de estos textos, o sea, qué comentarios específicos hacen respecto del tema que nos interesa.

Cuarto, señalar las conclusiones a las que nos lleve el anterior análisis.

Para lograr estas metas, seguimos este camino: especificación de los textos que serán objeto de nuestro estudio (sin pretensiones de ser exhaustivos); clasificación u ordenamiento de esos mismos textos (con explicación del criterio seguido); listado de Biblias de estudio objeto de nuestro análisis; elaboración de dos cuadros -siguiendo el orden natural de los capítulos), en relación con la inclusión, o no, en las Biblias de estudio, de comentarios que tengan que ver con el tema que estudiamos (y no meramente de referencias a textos en otros libros de la Biblia o en el mismo Deuteronomio, aunque las indicamos, sobre todo cuando hay varias); comentarios personales; y conclusiones.

Hemos utilizado como “texto pivote”, para la selección y ordenamiento de los versículos en cuestión, la versión Reina)Valera, revisión de 1960.

1. LOS TEXTOS

1.1 Textos tomados en cuenta

(1) Textos que hacen mención directa del tema

5.14)15,21 16.11

10.18)19 23.15)16

12.12,18)19 24.12)22

14.21,27)29 26.12)13

15.2)4,7)18 27.19

(2) Textos de referencia indirecta

1.17; 10.17 4.41)43; 19.1)10

16.19 19.21

1.2 Estos textos podrían agruparse así:

(1) Memoria de la condición de pobreza de Israel

5.15 16.12

15.15 24.18,22

(2) Afirmaciones generales

1.17 16.9

10.17

(3) Protección que debe darse

(a) al levita, al extranjero, al huérfano y a la viuda

26.12)13

(b) al huérfano, a la viuda y al extranjero

de Dios: 10.18

mandamiento de Dios 14.27)29

24.19)21

27.19 (por maldición)

l l(c) al jornalero, al pobre y al menesteroso

24.14)15

(d) al menesteroso y al pobre

15.7)11 24.12)13

(e) a los esclavos y a los extranjeros

5.14

(f) al extranjero y al huaarfano

24.17

(g) a los esclavos y al levita

12.18

(h) al pobre

5.21

(i) al levita

12.19 14.27

(j) al extranjero

10.19 14.21

(k) al esclavo hebreo liberado

15.12)18

(l) al esclavo fugitivo

23.15)16

(4) Mandato de alegrarse

(a) a esclavos, levitas, extranjeros, huaarfano, viuda (en la fiesta de las Semanas)

16.11

(b) a esclavos y levitas (porque Dios dio la Tierra prometida)

12.12

(5) No haya mendigo en medio de ti

15.4

1.3 Clasificación

(1) En esta clasificación no hemos separado los textos que calificamos de “directos” e “indirectos”.

(2) El criterio que hemos seguido consiste (a) en distinguir los grupos de textos que se refieren a un mismo subtema y (b) en discriminar los textos de acuerdo con las categorías de personas que en ellos se incluyen. Así, no hemos reunido todos los textos que, en conjunto, tienen que ver con todas las categorías (aunque se mencionen solo una o dos de estas), sino que los hemos separado. Por razones prác,ticas, hemos puesto en primer lugar los que mencionan mayor número de categorías; luego hemos seguido en orden descendente.

2. LAS BIBLIAS DE ESTUDIO

También aquí limitamos nuestro campo de análisis a Biblias de estudio publicadas en castellano. Hemos seleccionado las siguientes:

2.1 Ediciones católicas

(1) Biblia comentada. Traducción y comentarios de Mons. Dr. Juan Straubinger. (México, 1975. El original es anterior a 1955.) (No indica casa editorial.)

(2) La Biblia Latinoamericana. Traducción de un equipo pastoral bajo la dirección de Ramón Ricciardi. (Madrid: Ediciones Paulinas)Verbo Divino, 1972)

2.2 Ediciones protestantes

(3) La Biblia de estudio Mundo Hispano. Texto de la R-V 1960. Editores generales: Tito Fafasuli y José Tomás Poe. (Texas: Editorial Mundo Hispano, 1981). (El original es de 1977.)

(4) Biblia anotada de Scofield. Texto de la R-V 1960. Director de la edición castellana: William H. Walker; traductor de las notas: Emilio A. Núñez. (Miami: Spanish Publications, Inc., 1966)1967. El original, en inglés, es de 1909.)

(5) Santa Biblia con notas. Texto de la R-V 1960. Editor general: J. Mervin Breneman (San José, Costa Rica: Editorial Caribe, 1980. El original, en inglés, publicado por Harper, es de 1964.)

(6) “Biblia de estudio”. De las S.B.U. (Usamos las notas de Deuteronomio en su forma “casi” final.)

3. CUADROS,

Por traducciones y textos, con referencia a la presen,cia o ausencia de comentarios, en las notas, sobre el tema que se analiza.

3.1 Textos directos

Biblias

Textos MS Lat MH Sc HC SBU 
5.14-15.21NNNNNN(R) 
10.18-19N18 SSNNS(R) 
12.12,18-1912 S(R)NNNN(R) 
14.21,27-2929 SNNNN28-20 S 
15.1-4,7-181,4,11 S
12ss S
17s S2.7 SN5.16 S1-6 S
3,4 S
(R)
16.11NNNN
23.15=16NNSNN N 
24.12-2213ss S

(R)
S (general)NN14|
16|-S
17|
17 S
(R) 
26.12-13NNNNN N 
27.19NNNNN (R) 
1.17; 10.171-17 S
(R)
NNN
1.17 (R)
1.17 SN
10.17 (R)
4.41-43
19.1-10
N (R)
N
N
N
NN
N N
10.17 (R)
16.19SNNNN N (R) 
19.21N (R)NSN (R)S •N •

Símbolos:

Biblias                                    Otros 

MS Straubinger                         S Sí hay notas
Lat Latinoamericana                   N No hay notas
MH Mundo Hispano                    (R) Hace refencia a otros textos
Sc Scofield                                • Incluye referencias a otras notas
HC Harper-Caribe

Observaciones

(1) Cuando en un texto que abarca varios versículos no hay comentario al conjunto sino a uno o más de ellos por separado, indicamos únicamente el número de los versículos que sí lo tienen.

(2) Cuando hay una nota a  algunos versículos de los incluidos aquí, pero no se refiere al tema que estudiamos, no la tomamos en cuenta. 

4. COMENTARIOS

4.1  Sorprende, en cierta medida, descubrir la poca importancia que se les reconoce, en las notas respectivas, a los muchos textos que tratan los temas afines al de la pobreza -e incluido este- en el libro de Deuteronomio.
La anterior afirmación es válida para las dos categorías de textos que hemos establecido. (Dicho sea de paso, podría, específicamente la segunda categoría, ampliarse muchísimo).
4.2 De las notas revisadas pueden hacerse las siguientes acotaciones:

(1) En términos generales, esas notas no suelen ser muy importantes para el lector; es decir, no añaden mucho a lo que ya está explicitado en los textos respectivos, o incluyen información que no resulta muy relevante.
(2) Algunas notas -de hecho, pocas- son valiosas para el lector al que se dirige la Biblia de estudio. Por ejemplo, la nota a 24.13ss, en Straubinger: “Inspirada en el amor de Dios y del prójimo, la Ley de Moisés da principios detallados para amparar al pobre. Entre las disposiciones más conmovedoras, sin duda, figura la de devolver al pobre la prenda antes de caer la noche, y la de pagar al jornalero el jornal antes de ponerse el sol. Observa, al respecto, San Agustín: «Así el acreedor ejercitaba la misericordia y el deudor tenía un continuo recuerdo de la deuda que debía pagar.» ¡Cuántas maldiciones, cuántas luchas sociales se evitarían, y cuántas bendiciones se derramarían sobre nosotros, si tuviéramos en cuenta estas santas disposiciones! Véase Ex 22.26; Lv 19.13; 23.22; Tob 4.15; Stg 5.4” [hemos corregido la puntuación]. También el comentario a 15.7ss, en La Biblia Latinoamericana: “Al autor del libro le cuesta pensar que se encuentran pobres en la tierra que Dios ha regalado a sus hijos. ¿Acaso no dio lo necesario para todos? Pero los hay y por eso pide al creyente que les ayude a salir de su situación infrahumana. No se trata de darles un pedazo de pan para el día de hoy, sino prestarles lo que necesitan para restablecer su situación, trabajar la tierra de sus padres y ganarse la vida con dignidad. El israelita sabe que cada séptimo año, se cancelan las deudas. Eso no obstante prestará lo necesario. Debemos pensar que las fábricas que hoy construyen casas, escuelas o gastan algún dinero por la promoción humana de su personal más marginado solamente cumplen con las exigencias de la Biblia”.
(3) Por la naturaleza específica de algunas Biblias con notas, estas tienden a hacer explícita la conexión entre el texto bíblico y la realidad actual (i.e., actual respecto del autor o autores de los comentarios). Ejemplos claros de estas son las dos versiones de autores católicos que hemos usado, al igual que las citas que de ellos acabamos de hacer. Straubinger mismo sostiene, respecto de sus notas-comentarios lo siguiente: “Revisten el carácter de comentarios o pequeños artículos […] damos preferencia a la explicación práctica, destacando las ideas fundamentales de la Biblia y mostrando su aplicación en la vida… Este método no excluye las notas científicas y técnicas, porque la interpretación práctica solo tiene valor cuando se funda sobre una ciencia exegética precisa… Nos hemos concentrado especialmente sobre el Génesis, los Salmos, el Cantar de los Cantares y los Profetas, vale decir, sobre aquellos libros que oponen más problemas o son de especial importancia para la vida religiosa” (págs. 12-13).
Aunque en la edición que hemos usado de La Biblia Latinoamericana no se explica de manera explícita la naturaleza de sus notas, esta es evidente. Comparte la perspectiva de Straubinger en cuanto a establecer el nexo entre el texto y la realidad. Pero lo hace sin la estricta sujeción del Obispo a los dictados de la Pontificia Comisión Bíblica (que “ha determinado, con toda su autoridad, la integridad y genuinidad de los Libros de Moisés” y “ha inculcado el carácter histórico de los primeros tres capítulos del Génesis, estableciendo que los sistemas inventados para excluir de estos el sentido literal, no descansan en fundamentos sólidos” [pág. 16].) Por otra parte, los comentaristas asumen una actitud positiva respecto a los avances científicos (incluidos los de las ciencias bíblicas) y un definido compromiso social (ideológico).
Resulta interesante que estas características no suelen aparecer en las ediciones protestantes.
(4) En algunos casos, las notas dejan mucho que desear, por la manera como explican la  realidad de la pobreza y la existencia de los pobres. He aquí un ejemplo, tomado de Straubinger (nota a 15.11):
“Trasciende aquí maravillosamente la economía divina que permite que siempre haya pobres para que no nos falte la ocasión de abrir la mano y cumplir el gran mandamiento del amor al prójimo. También Jesús afirma que siempre habrá pobres (Mt 26.11); y para estimularnos a socorrerles se identifica él mismo con ellos (Mt 25.34ss)”.
(5) Por lo común, las ediciones protestantes no les prestan ninguna atención (o casi ninguna) a estos temas (al menos, en este libro). Sus notas -cuando las hay- son mínimas. En algunos casos se limitan a remitir a otros textos bíblicos. (Para el caso de la Biblia de estudio de las S.B.U., v. infra.)

(a) La Biblia anotada de Scofield, que, tenemos entendido, fue la primera “Biblia protestante” con notas (promovida, paradójicamente, por grupos fundamentalistas que solían atacar a la Iglesia Católica por no permitir que se publicaran Biblias sin notas) no incluye ni un solo comentario sobre los textos que hemos seleccionado como los más directos sobre el tema. Este hecho refleja, según nuestro leal saber y entender, el otro extremo de posiciones ideológicas (o ideologizadas) con respecto a La Biblia Latinoamericana.
(b) La Biblia de estudio Mundo Hispano, por su parte, amén de decir poco al respecto, se limita a repetir lo que dice claramente el texto, o a hacer rápida mención de que tal o cual práctica era común, o no, en otros pueblos orientales (p.e., en 10.19: “Esta demanda [amar al extranjero] es sin precedente en las prácticas de oriente”, lo que, dicho sea de paso, no es, a mi parecer, del todo correcto; o en 23.15*16: “El codigo de Hamurabi condenaba a muerte al que daba refugio a un esclavo fugitivo”.) [Casi lo mismo podría decirse de la Santa Biblia con notas, de Harper) Caribe.] Las únicas excepciones podrían ser 10.18: Dios es el Dios que hace justicia a los que están desamparados. El extranjero corría el peligro de ser explotado”; y 15.7: “La ayuda al po-bre debe nacer del corazón y mostrarse con la mano abierta. El pobre es también un hermano”. (Desafortunado, en esta última nota, el uso del verbo “mostrar”.)

4.3 Las notas a Deuteronomio en la Biblia de estudio de las S.B.U.


(1) En primer lugar, en relación con los textos que hemos señalado como directos, hay que indicar que las notas tampoco son, aquí, muy abundantes.
Sí destaca el hecho de que se hacen muchas referencias )y muchas más que en las otras Biblias de estudio) a otros textos bíblicos (deuteronómicos o no). De los textos a los que no se les añade nota, solo en tres casos no se incluyen otras referencias.
(2) Además, las notas son más concretas y más completas que las de las otras ediciones protestantes, pero no tan amplias como las de Straubinger (por las características de sus notas y por incluir, con frecuencia, citas de los Padres de la Iglesia o de otras autoridades).

5. Notas

Hemos dejado a propósito para el final -para que resalte, contrario sensu, lo que queremos destacar- la nota sobre la importancia de este tema en el libro de Deuteronomio. Si de veras es central este tema en ese libro, la pobreza de las notas de la Biblia de estudio resulta más grave.
En el segundo cuadro aparecen textos que contienen afirmaciones muy signiticativas desde el punto de vista que hemos asumido, especialmente por sus implicaciones en el propio contexto al que pertenecen.
Aparte de la serie de textos que hemos indicado en ese cuadro, hay muchos otros pasajes que, de manera también indirecta, contribuyen a acentuar el llamado a la justicia que encontramos en este broche de oro del Pentateuco.
Así, por ejemplo, la ley del talión limita el ejercicio de la fuerza por parte del poderoso contra el débil, cuando se pretende una retribución injusta a causa de un delito cometido por el último contra el primero. Junto a esto, la afirmación de que Dios es un Dios que no hace acepción de personas (10.17) y, por ello mismo, demanda que en su pueblo tampoco haya favoritismos en la administración de justicia (1.17) es una manera de decir que, ante la ley, todos deben ser iguales, a ninguno hay que temer, no hay que torcer el derecho (¡qué lindo juego de palabras!), ni dejarse sobornar, sino juzgar con justo juicio (16.18)20; cf. también la referencia al “grande” y al “pequeño” en 1.17).
Otro aspecto, que aparece casi como una constante en este libro, es la frecuente referencia a la esclavitud en Egipto y la subsecuente liberación. Las referencias son numerosísimas. Notemos estos detalles:

  • Israel debe recordar continuamente que vivió en Egipto y que fue liberado de la esclavitud. El recuerdo tiene varios propósitos:
  • guardar el día de reposo (e incluir en él al esclavo y al extranjero): 5.15
  • guardar los mandamientos, hacer justicia y recibir bendición de Dios: 6.12,21; 8.14; 11.3)4; 16.12
  • servir de garantía de lo que Dios hará: 7.18
  • reconocer la propia condición: 9.7
  • proteger al débil: al esclavo hebreo: 15.12)15; al extranjero, al huérfano y a la viuda: 24.17-22
  • temer el castigo: 24.9
  • El mandamiento de amar al extranjero y de “no aborrecer al egipcio” se basa también en el hecho de que Israel fue forastero en Egipto: 10.19; 23.7

A la luz de todo esto, es de notar que muy poco se dice, en las notas que hemos revisado, sobre las implicaciones de esos mandatos.

6. Conclusión

Nótese que, en el conjunto de textos a los que nos hemos referido, se mencionan las siguientes categorías de personas: el huérfano, la viuda, el extranjero, el pobre, el esclavo, el levita, el prójimo que deja prenda por un préstamo, el asesino involuntario. La preocupación que se revela en la legislación deuteronómica por estas categorías de personas manifiesta, con luz meridiana, el interés y cuidado que Dios muestra por las personas que, de una u otra manera, estaban desamparadas o necesitadas de protección en la sociedad de la época.

 Poco hay ya que añadir. Solamente, que faltan Biblias de estudio, en castellano, que les presten más cuidadosa atención no solo a este tema sino también a otros que son de indiscutible vigencia actual y que, especialmente en el mundo protestante, han sido del todo descuidados (o, lo que es peor, distorsionados).

La Biblia en situaciones de persecución

Vernon J. Sterk

Coordinador de traducciones, radicado en México

He vivido y trabajado como misionero por más de veinte años en un medio donde casi 15.000 indios han sido violentamente expulsados de sus casas y tierras tribales por haberse convertido al cristianismo. Por eso he observado de cerca el fenómeno llamado persecución. En mi calidad de coordinador de traducciones de la Sociedad Bíblica de México, laborando en el proyecto de traducir el Antiguo Testamento a la lengua tzotzil, en Chiapas, me he visto profundamente involucrado en este esfuerzo de traducción de la Biblia. Luchando por mantener el equilibrio entre la necesidad de atender las exigencias del programa de traducción y las urgentes demandas de los cristianos perseguidos, tropecé con un interesante descubrimiento: La traducción bíblica es uno de los elementos esenciales para ayudar a los cristianos a enfrentar una violenta y persistente persecución.

Al estudiar la dinámica de la iglesia de Jesucristo sometida a persecución, me di cuenta de que lo mejor que un misionero puede hacer es preparar a la iglesia autóctona para resistir la persecución y sobrevivir a ella. El Nuevo Testamento enseña con toda claridad que debemos esperar ser perseguidos. Jesús dijo: “Si a mí me han perseguido, también a ustedes los perseguirán” (Jn 15.20). Se nos ha advertido que, como cristianos, seremos víctimas de este tipo de sufrimientos (Mt 10.17; 2 Ti 3.12; 1 P

4.12-13). Si sabemos que la batalla se aproxima, debemos tener preparado el armamento que se requiere para enfrentarla. Aunque hay otros aspectos sobre los que se podría poner énfasis en el esfuerzo misionero por preparar a la iglesia para la persecución, lo relativo a la traducción bíblica y a la subsecuente memorización de la Escritura ocupa un lugar prominente.

Importancia de la traducción de la Escritura a lenguas nativas

La historia ha demostrado que de todas las tareas que acomete el misionero en favor de los indígenas cristianos, la traducción de la Biblia al lenguaje de la población local ha sido la labor más importante. Preservar las Escrituras en las lenguas nativas es la clave para la supervivencia de la iglesia en cualquier lugar que sufra o corra riesgo de enfrentar una dura persecución.

Si no se traduce la Biblia a las lenguas de un grupo humano determinado, la persecución puede amenazar, no solo el crecimiento de la iglesia, sino su propia supervivencia. La más asombrosa historia de una iglesia cristiana floreciente que se extinguió completamente es la de la iglesia del África del Norte. No he encontrado otro ejemplo que ponga de manifiesto con tanta claridad el drama de una iglesia cristiana llena de vitalidad que haya sucumbido a la persecución sistemática.

J. J. Cooksey nos ofrece un análisis muy revelador en su libro The Land of the Vanished Church: A Survey of North Africa:

¿Por qué se extinguió la iglesia en Africa del Norte? Se trata de la iglesia que había iniciado Simón de Cirene y que había producido líderes como Tertuliano, Cipriano y Agustín. La iglesia floreció bajo la persecución del tercer siglo de nuestra era. En el quinto siglo d.C., era una iglesia vigorosa, que poseía autoridad y una gran cultura, mucho más que las iglesias de Alejandría y Roma.

Cooksey prosigue afirmando que aun después del cisma donatista y de la invasión de los vándalos, en el 429 d.C., la iglesia

…todavía contaba con quinientas diócesis, más de una cuarta parte de todas las que existían en el mundo cristiano; mientras que, en eminencia, no era inferior a ninguna.

Y aun así, esta gran iglesia declinó y cayó, y a la larga fue cruelmente destruida por la invasión musulmana del séptimo siglo; y no quedó vestigio alguno de ella.

Según Cooksey, la razón primordial que explica la desaparición de la iglesia de Africa del Norte es “… porque la Biblia nunca fue traducida a las lenguas que se hablaban en la región”. Cooksey llama la atención al hecho de que allí solo se utilizaba el latín. Leonard R. Holme, en su estudio sobre The Extinction of the Christian Churches in North Africa, de 1989, hace la misma observación:

…El latín no era el lenguaje autóctono de Africa, y probablemente nunca se convirtió en una lengua universal… ganó terreno entre las clases instruidas… sin duda la iglesia contribuyó a su rápida expansión. Pero la Vulgata estaba en latín, y la Biblia nunca fue traducida a las lenguas de Africa del Norte.

Por lo tanto, me parece claro que lo primero para enfrentar la persecución es traducir la Biblia y materiales bíblicos a los lenguajes nativos locales.

Ventajas de una traducción indígena de la Biblia

Stephen Neill cita un caso que ejemplifica esto: la historia de la introducción del evangelio en Madagascar. Apunta que, tras una severa persecución bajo la reina Ranavalona, entre los años 1835 y 1861, los cristianos reaparecieron.

Cuando se hizo un recuento, se halló que los cristianos sumaban una cantidad cuatro veces mayor que al comienzo de la persecución. ¿Cómo sucedió que una iglesia tan joven pudo sostenerse, sin ayuda exterior, luego de un cuarto de siglo de persecución? El factor principal fue sin duda la posesión del Nuevo Testamento en malgache, el cual permitió a los cristianos alimentar sus almas en secreto; se lo pasaban unos a otros, en copias manuscritas si ya no disponían de ejemplares impresos. No hay una

confirmación más impresionante de la opinión de la inmensa mayoría de los misioneros protestantes, para quienes el primer deber de un misionero, después de haber aprendido la lengua nativa, es hacerles llegar la Palabra de Dios, “sin notas ni comentarios”, en su propia lengua.

La razón de que la traducción bíblica constituya un elemento esencial de la preparación para enfrentar la persecución, es que contribuye a hacer del evangelio parte de la concepción del mundo de la gente. Gordon Laman, en su examen de la persecución de los cristianos en Japón a inicios del s. XVII, señala que la penetración del evangelio a través de los jesuitas fue inefectiva porque “desafortundamente”, nunca tradujeron al japonés ni siquiera una porción sustancial de la Biblia”. Como resultado, una violenta persecución “inmunizó” al pueblo japonés contra el evangelio por cientos de años.

Cuando luchaba por comprender a qué debía el misionero dedicar su tiempo a fin de preparar a los cristianos para la persecución, sentí un gran consuelo al darme cuenta de que la traducción de la Biblia ocupaba el primer lugar. En los últimos tres años me he ocupado de la traducción del Antiguo Testamento junto a líderes evangélicos de cultura tzotzil. A veces me siento incómodo al tener que dedicar casi todo mi tiempo a esta traducción, mientras empleo menos tiempo en socorrer a los que realmente

sufren persecución o son expulsados de sus tierras. Sin embargo, al ir dándome cuenta de la importancia que la traducción de materiales bíblicos tiene para enfrentar la persecución, me alentó el saber que, al hacer este trabajo, también participo en una tarea tan prioritaria como esa.

Importancia de la memorización de la Escritura

Otro aspecto esencial de esta labor preparatoria, a través de la traducción bíblica, es la necesidad de poner énfasis en la memorización de la Escritura. En una consulta sobre “La Iglesia en medio del sufrimiento”, que se celebró en Hong Kong, en febrero de 1988, una de las estrategias sugeridas para “preparar a las iglesias locales de Asia para enfrentar posibles tiempos adversos en los próximos años”, consistía en “estudiar y memorizar la Palabra de Dios regular y diligentemente”. Los misioneros pueden desempeñar un significativo papel en la enseñanza de la importancia que tiene la memorización de la Escritura en la lengua materna. Cuando la persecución niega el acceso a la Palabra escrita de Dios, la mejor forma de hacerle frente es memorizar los principales pasajes de la Biblia. Este ha sido el testimonio de cristianos que han sufrido persecución bajo el comunismo, el Islam y otros. Daniel Kyanda identifica esta práctica como una de las tácticas que hay que usar al prepararse para enfrentar la persecución:

Necesitamos haber interiorizado suficientemente la Palabra de Dios, para ser capaces de meditar sobre ella y utilizarla cuando haya sido prohibida la publicación o la distribución de la Biblia.

El hecho es que la Escritura, cuando no está publicada en el lenguaje materno de una persona, solo se memoriza o interioriza en muy raras ocasiones. Si la Biblia no ha sido traducida a la lengua nativa, no será un medio eficaz para resistir la persecución.

Conclusión

La traducción de la Biblia ha sido reconocida, desde hace mucho tiempo, como una de las más eficaces contribuciones que pueden hacer los misioneros a las iglesias indígenas con las cuales trabajan. El hecho de que también es algo esencial para

preparar a los cristianos a fin de que enfrenten y sobrevivan la persecución en áreas donde la iglesia tiene que vencer una violenta resistencia y oposición, le añade relevancia y urgencia a esta tarea.

Varios ejemplos de la historia demuestran que si no se da prioridad a la traducción de la Biblia a las lenguas nativas, la iglesia puede que no esté en condiciones de sobrevivir ante una persecución violenta. Tanto Cooksey como Holme confirman el hecho de que la persecución tuvo éxito en doblegar a la iglesia del Africa del Norte, en el séptimo siglo de nuestra era, porque la Palabra de Dios no había sido traducida a las lenguas nativas.

El ejemplo de Madagascar ilustra cómo una iglesia perseguida puede sobrevivir, y aun crecer, si la Escritura ha sido traducida a su lengua nativa y luego publicada. La persecución del s. XVII en Japón indicaría que el evangelio muy raramente penetra en la concepción del mundo de una cultura si la Biblia no ha sido traducida y distribuida en esa lengua.

A fin de preparar a la iglesia alrededor del mundo para enfrentar la persecución, nuestra tarea prioritaria debe ser traducir las Escrituras a todas las lenguas autóctonas. Así, al enfatizar el estudio y la memorización de la Escritura, la Palabra de Dios será interiorizada y penetrará en la concepción del mundo de los distintos grupos étnicos, lo cual hará posible la existencia de una iglesia nativa capaz de resistir la más violenta persecución.

Ciertamente, esta afirmación de la importancia de la traducción bíblica a la hora de preparar a las iglesias cristianas ante eventuales persecuciones, añadirá incentivos y motivaciones al nuevo interés de las Sociedades Bíblicas Unidas y de la

Sociedad Bíblica de México de dar prioridad a las traducciones indígenas. Quienes estamos íntimamente involucrados en la traducción de la Biblia a las lenguas nativas en áreas donde existe resistencia y persecución, podemos sentirnos alentados porque estamos contribuyendo de manera activa a la edificación de una iglesia fuerte, capaz de sobrevivir ante los vientos huracanados de la persecución.

Nota corta

La traducción del término lepra

Samuel Pagán

Consultor de traducciones, Sociedades Bíblicas Unidas, radicado en Miami, E.U,A.

Introducción

La lepra, conocida por la ciencia médica contemporánea como “la enfermedad de Hansen”, es una infección crónica en la piel causada por la “Mycobacterium leprae” (“Hansen Bacillus”). Posiblemente se originó en la India (c. 600 a.C.), y de ahí pasó a Egipto y a Europa (c. 400 a.C.).

La primera referencia a esta enfermedad en las tierras bíblicas se incluye en las citas que hace Oribaseos -un prominente y cuidadoso médico bizantino (326-403 d.C.)- de fuentes antiguas. La enfermedad se identifica con el nombre de “elephantiasis” y puede, de acuerdo con la descripción, relacionarse con la deficiencia de salud conocida en la actualidad como lepra. Posiblemente la enfermedad llegó a los países del Mediterráneo luego de las campañas militares de Alejandro el Grande por la India (326 a.C.).

El término griego “lepra” lo utiliza el famoso médico griego Hipócrates (460-377 a.C.) para identificar una serie de enfermedades de la piel que no pueden diagnosticarse con precisión. Estas enfermedades eran desagradables y repugnantes; además, describían la condición en que se encontraban algunas personas que sufrían de alguna afección severa en la piel.

Lepra en el Antiguo Testamento

El término hebreo que tradicionalmente se ha traducido por lepra es “zarath” y aparece en ocho pasajes del Antiguo Testamento. El análisis de esos pasajes pone de manifiesto la naturaleza médica del término y, además, destaca el componente religioso de la expresión.

“Zarath” identifica una afección de la piel que no puede relacionarse con alguna enfermedad específica; es un término general que describe una gran variedad de enfermedades de la piel. Algunos médicos y estudiosos piensan que las enfermedades descritas por el término “zarath” en Levíticos 13 son: la erisipela adyacente a una úlcera (v.18), la infección que sigue a una quemadura (v.24), la tiña o soriasis del cuero cabelludo o la barba (v.29) y la dermatitis pustular (v.36). Es importante señalar que el mismo término hebreo también describe la decoloración de la lana, el cuero y el lino (13.47-59); y se aplica a la decoloración de las paredes de las casas (14.33-57). Además, la referencia a la posibilidad de sanidad en siete días (Lev 13.4), indica que no se trata de la enfermedad de Hansen, que requiere un período extenso para el diagnóstico, el tratamiento y la recuperación.

El contexto teológico y literario de Lev 13—14 es el de la regulación legal de un estado físico que puede afectar de manera adversa la vida religiosa de la comunidad. El propósito es religioso, aunque, sin duda, el estado físico de la persona debía tomarse en consideración. “Zarath”, en el Antiguo Testamento, no se refiere a la enfermedad que la ciencia médica contemporánea ha identificado como lepra, sino a una afección de la piel visiblemente desagradable que tenía implicaciones rituales y religiosas muy importantes.

“Lepra” y “lepros” en el Nuevo Testamento

El término griego que la Septuaginta (LXX) utilizó para traducir el hebreo “zarath” fue “lepra”, y los escritores del Nuevo Testamento utilizaron esa misma voz griega en el proceso de redacción de sus relatos.

Los términos “lepra” (traducido como lepra en castellano) y “lepros” (leproso) aparecen solo en los evangelios. En los relatos evangélicos, los escritores entienden el término “lepra” como la traducción del hebreo “zarath”; es decir, la afección a la cual se alude identifica una serie de enfermedades de la piel que tenían una muy importante implicación religiosa. La palabra griega “lepra”, en el NT, describe un estado físico y una situación de pureza ritual; no representa la enfermedad conocida el día de hoy como lepra o mal de Hansen; además, se aplica únicamente a enfermedades humanas, no a lo inanimado. El sacerdote era el responsable de diagnosticar la enfermedad, luego de un examen cuidadoso del paciente y de corroborar la presencia de porciones despigmentadas de la piel.

“Zarath” y “lepra” en las traducciones

“Zarath” se tradujo por “lepra” en la LXX, y el NT continuó la tradición de identificar la enfermedad física que tenía implicaciones religiosas con el mismo término griego. Aunque en el mundo griego la enfermedad conocida el día de hoy como lepra se identificaba como “elephantiasis”, la LXX y el NT decidieron que el mal al que aludían no era “elephantiasis” sino “lepra”, es decir, la enfermedad física y ritual que se describe en Lev 13—14.

A través de los siglos, el término “lepra” se ha relacionado con una serie de enfermedades de la piel de apariencia desagradable; particularmente las que tenían implicaciones religiosas. “Elephantiasis”, por su parte, aludía a la enfermedad conocida el día de hoy como el mal de Hansen, producida por una bacteria.

La confusión terminológica llegó a su punto culminante en la traducción de “elephantiasis” al árabe: el término utilizado fue “juzam”, que describe, más bien, la afección física y religiosa de “zarath”, que a su vez se había traducido como “lepra” en griego. De esa forma se confundió el mal de Hansen (“elephantiasis”) con las enfermedades de la piel con implicaciones religiosas descritas en la Biblia (“lepra”). Esa confusión de términos por fin se aclaró en el Congreso Internacional de Berlín en el 1905.

De acuerdo con el texto de la LXX, la traducción latina conocida como la Vulgata identifica la enfermedad a la cual alude Lev 13–14 como lepra. Posteriormente, la traducción de Casiodoro de Reina y la revisión de Cipriano de Valera tradujeron el hebreo “zarath” y el griego “lepra” por el castellano lepra. De esa traducción al castellano ha resultado que en el mundo hispanoparlante se confunde el mal de Hansen con la enfermedad físico-religiosa descrita en la Biblia. Esa confusión de términos y de ideas en las traducciones de las Escrituras ha provocado rechazo social y desprecio espiritual de muchas personas a través de la historia. El mal de Hansen -confundido con la “lepra”- ha sido considerado como un indicador del juicio de Dios contra la persona que la padece, aumentando desmedidamente su dolor y las implicaciones emocionales y espirituales de su enfermedad.

Recomendación a los traductores

La traducciones contemporáneas de la Biblia al castellano continúan la tradición (¡y la confusión!), al traducir “zarath” y “lepra” con el término castellano lepra (RVR-60, DHH, Biblia de Jerusalén, Biblia Lantinoamericana, el Libro del Pueblo de Dios). Por esa razón, en Lev 14.34 se alude a la “lepra” de las casas; es decir, la palabra “zarath”, que identifica las enfermedades de la piel, también se utiliza para describir ciertos problemas con las paredes de un edificio.

En la Biblia de estudio, Nuevo Testamento y Salmos, en una nota a Mt 8.2-3, se explica la naturaleza de la enfermedad identificada en el texto bíblico como lepra: “enfermedad repugnante de la piel; la persona enferma era considerada ritualmente impura y, por tanto, sanarla significaba también ‘limpiarla’, o dejarla ritualmente limpia”.

Entre las recomendaciones a los traductores, en el manejo de este problema lingüístico y teológico, podemos incluir las siguientes:

1. Evitar el uso de un término que sugiera o perpetúe la confusión que existe en castellano: por ej., términos prestados del castellano que incluyan el componente de “lepra” en su grafía; una alternativa es “enfermedades crónicas de la piel”.

2. Incluir una nota explicativa, similar a la que se encuentra en el Nuevo Testamento y Salmos, edición de estudio, que ponga de manifiesto las diferencias entre la enfermedad descrita en la Biblia como “lepra” y la enfermedad de Hansen (comúnmente conocida como lepra el día de hoy).

3. Se debe destacar, por un lado, que la enfermedad descrita en Lev y en el resto de la Biblia (“zarath” y “lepra”) son afecciones de la piel que tienen implicaciones religiosas; por el otro, que lo que hace a las personas recibir el juicio de Dios son las actitudes y acciones que revelen injusticia, no la condición de su salud.

4. Una forma de ayudar al lector a comprender mejor las regulaciones legales en torno a la enfermedad descrita en Lev 13–14 es incluir títulos de secciones que identifiquen las diversas enfermedades aludidas en el pasaje; véanse, por ej., las divisiones incluidas en La Biblia de Jerusalén; además, véanse las recomendaciones de Contessee y Ellington en torno a la traducción de Lev 13—14.

Reseña Crítica

Nuevo diccionario bíblico

Primera edición Grove, Illinois: Ediciones Certeza, 1991; 1479 pp.

Samuel Pagán

Consultor de traducciones, Sociedades Bíblicas Unidas, radicado en Miami, E.U.A.

El Nuevo diccionario bíblico, editado por J. D. Douglas y N. Hillyer, es una respuesta eficaz de Ediciones Certeza a la necesidad de un buen diccionario bíblico en castellano que incorpore los adelantos de las ciencias bíblicas de los últimos quince años. Esta edición está basada en la segunda edición inglesa del New Bible Dictionary, 1982. El editor de la edición en castellano es David R. Powell.

El propósito de este volumen es brindar al lector una obra seria de consulta para contribuir a una mejor comprensión de las Sagradas Escrituras. El Diccionario -que cuenta con más de doscientos mapas, diagramas e ilustraciones, relacionados con 10.000 títulos de artículos- identifica y explica los términos y las ideas de más importancia de la Biblia. Incluye, además, información esencial sobre la historia, la cultura y las costumbres de Israel y los pueblos vecinos del Oriente próximo. Generalmente el texto bíblico usado es el de Reina-Valera 1960, aunque se hace referencia a otras versiones de la Biblia en castellano.

El Prefacio de la obra pone de manifiesto los presupuestos teológicos y filosóficos, esencialmente evangélicos, de la compañía editorial y del volumen. En él se afirman los postulados básicos de la iglesia evangélica; por ej., “La inspiración y divina autoridad de la Biblia” (p. vii). (Sin embargo, las referencias a los cristianos “conservadores” y “liberales”, que pueden tener alguna razón de ser en las dinámicas eclesiásticas anglosajonas, no son adecuadas ni prudentes en el ambiente hispanoamericano. Pudieron haberse eliminado en la edición castellana.)

El Diccionario contiene una muy útil sección que orienta al lector en torno al contenido y el uso de la obra. De particular importancia es la bibliografía. En la “Nota preliminar a la edición en lengua castallana”, se indica que, además de las obras que aparecen en el volumen original en inglés, se ha incluido una bibliografía en castellano. Es importante saber que tal bibliografía ha sido expandida para incluir obras valiosas de reciente publicación.

Una de las mayores virtudes de esta obra es que se discuten con seriedad profesional y profundidad académica los temas que incluye. Los asuntos pertinentes a una obra de esta naturaleza, académica y pastoral, se tratan desde varias perspectivas teológicas y críticas. Por ej., en torno al “Pentateuco” (pp. 1070?1077), además de incluir la discusión de los aspectos teológicos, se incluyó una muy bien elaborada discusión en torno a las fuentes y a la historia de la interpretación de la paternidad literaria y la unidad de “los libros de Moisés” (véase la bibliografía donde se incluyen obras hasta 1983). Las discusiones en torno a los libros de Isaías y Daniel, y referentes a los evangelios sinópticos revela la misma metodología de rigor profesional y preocupación evangélica y pastoral.

Los temas de importancia arqueológica -por ej., “el diluvio” (pp. 362-365)- se estudian sin apasionamientos doctrinales ni inhibiciones teológicas. Además, en la discusión de la cronología del Antiguo Testamento, se identifica la época de Moisés por los años 1350-1230 a.C., y el éxodo de Egipto, en el 1280 (ó 1260) a.C. (p. 315).

La discusión de “las versiones castellanas de la Biblia” (pp. 1403-1407), preparada por Aristómeno Porras especialmente para este diccionario, incluye las versiones más importantes de la Biblia al castellano. El artículo, además, identifica algunas características destacadas de cada versión. En torno a este tema, debemos indicar que faltó una discusión, aunque fuera breve, del origen y naturaleza de las diferencias entre las versiones de las Escrituras. Sobre este tema hubiese sido importante incluir alguna información sobre los presupuestos teológicos, filosóficos y metodológicos de las traducciones de la Biblia.

Varios artículos, aunque son muy útiles para el lector, carecen de algunos componentes importantes para una evaluación actualizada del tema discutido; por ej., el artículo sobre el canon. En él no se incluyó la perspectiva de la metodología conocida como “crítica canónica”, que ha contribuido substancialmente a la comprensión integral de los documentos bíblicos. Los problemas tipográficos (¿o de traducción?) son mínimos; por ej., “Israel in Egipt” (p. 315). Además, tales deficiencias no representan un atentado contra la utilidad y las bondades de la obra.

Le damos la bienvenida al Nuevo Diccionario bíblico y felicitamos a sus editores. Esta obra es un instrumento de investigación y estudio muy útil para seminaristas, maestros, académicos, pastores y laicos interesados en temas bíblicos. Además, es de gran ayuda para traductores de la Biblia y exégetas, particularmente en el análisis de temas y conceptos de importancia teológica.